Artículo de opinión de Carlos Villeta López
Ante las mentiras y la ocultación intencionada de información en todo lo que rodea al basurero nuclear, el autor pretende, en una serie de cuatro artículos, desentrañar los engaños y demostrar con documentos la verdad del proyecto.
Mediante los cuatro artículos, el autor demostrará, que la única razón para la defensa enconada del alcalde de Villar de Cañas del proyecto del ATC son los 2,4 millones de Euros que recibiría anualmente el ayuntamiento que preside.
En esta primera entrega se expone cómo la ambición del alcalde de Villar de Cañas, le lleva a ocultar a sus vecinos los riesgos del ATC, que conoce desde marzo de 2012
Es habitual escuchar a cualquier persona que opine sobre el cementerio nuclear, que los habitantes de Villa de Cañas lo quieren. Pero poco se habla sobre las circunstancias que han llevado a esta posición, que efectivamente, parece mayoritaria.
Lo primero que hay que mencionar es que un pequeño grupo de personas de la Plataforma Contra el Cementerio Nuclear en Cuenca, estuvimos por primera y única vez en el Ayuntamiento de Villar de Cañas el 15 de marzo de 2010, para intentar explicar a los vecinos nuestro punto de vista sobre el cementerio nuclear. Pero el primero de los ponentes, el físico Javier González, tuvo que desistir al poco de empezar, ante las continuas interrupciones de la Secretaria (Carmen Barco), empeñada en boicotear el acto. Algo más de suerte, aunque no mucha más, tuvo el biólogo Carlos Bravo, pues apenas se le permitió hablar 10 minutos en los que le fue imposible explicar con algo de detalle el proyecto y sus riesgos. Tras su intervención, los técnicos de Enresa tuvieron todo el tiempo necesario para exponer su punto de vista, así como el beneplácito de la señora Barco.
Hace ahora poco más de 5 años, el 8 de marzo de 2012, el Catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Alcalá de Henares, Dr. Julio Gutiérrez, visitaba la casa del alcalde de Villar de Cañas José María Saiz. Al comienzo de la conversación de más de hora y media, el catedrático le dijo al edil: "He venido aquí a hablar contigo pues has dicho públicamente que ningún técnico o científico te ha dicho que es peligroso. Pues bien, tengo que decirte que el ATC es peligroso".
En esa mañana, el profesor, le fue desgranado uno por uno, los aspectos que consideraba más críticos, en la seguridad de la polémica instalación. Gutiérrez, quedó sorprendido de que su interlocutor solo disponía de un escueto documento de 5 páginas con muchas vaguedades y pocos datos [1]. Gutiérrez insistió preguntando si el documento era todo lo que te habían facilitado sobre el ATC. También quiso saber de boca del alcalde si, en base a esa documentación, había embarcado a sus vecinos en un proyecto tan complejo y peligroso como el ATC.
Ante aquella avalancha de datos y de explicaciones sobre el silo nuclear, que Saiz decía desconocer, el edil permaneció en silencio durante la mayor parte de la explicación. Pero al acabar la exposición Saiz, lejos de reconocer su error, se mantuvo en sus trece de apoyar el proyecto. Reconoció que había riesgo, pero no mostró cambio alguno en su punto de vista. A lo único que se comprometió es a no decir más que nadie le había dicho que el ATC es peligroso.
Hasta la llegada de Gutiérrez, se podía perdonar al alcalde por desconocimiento. Un mes antes, entrevistado por la prensa dijo “… nadie ha demostrado que el ATC sea peligroso. El uranio, claro que es malo. Si te lo comes, te mueres. Pero el ATC no es malo" [2]. Pero el 8 de marzo de 2012, J.M. Saiz dejó de ser inocente para ser plenamente responsable. Antes ya lo era de hecho, al firmar la candidatura de su pueblo al ATC, aunque no moralmente. Pero tras la visita del catedrático, ya no se puede exonerar al alcalde de ignorancia o ingenuidad.
Además, esa misma mañana ocurrió algo todavía más grave. El que escribe estas líneas, que estuvo toda la mañana como convidado de piedra, abandonó su silencio para decirle al alcalde. “José María, ahora que sabes lo peligroso que es el ATC, demuestra que eres un buen alcalde y permite que el Catedrático cuente a los vecinos lo mismo que te ha dicho a tí”. Pero José María se negó en rotundo, con escueto y contundente “Está todo el pescado vendido”. Por mi parte insistí: “José María, por encima de todo tiene que estar la democracia, no puedes negar una información tan importante a tus vecinos. ¿Tienes miedo a la verdad? Déjales que elijan, si aun así quieren seguir adelante no te volveré a dar la lata”. Pero Saiz no entró al trapo y espetó de nuevo y con más contundencia “Está todo el pescado vendido”.
Está claro que los 2,4 millones de Euros anuales son poderosos, pueden cambiar a las personas, pueden trasformar a alguien que cuenta con la confianza de los vecinos. Y la confianza es el principal capital que tiene una persona en el mundo rural y especialmente si tiene responsabilidades de gobierno.
Pero José María, ni siquiera cumplió con su palabra e insiste ahora en que el ATC no es peligroso. Es posible que para él, la visita del catedrático solo fuera un mal sueño y como tal, ya no forma parte de su realidad ni de su verdad. No sé si José María tiene o no conciencia y si le habla alguna vez cuando se encuentra a solas o mientras reflexiona antes de conciliar el sueño.
Sinceramente, no sé cómo alguien puede dormir a pierna suelta, con la tremenda losa de ocultar algo que es vital para sus vecinos. Y más, si cabe, en el caso de tener una responsabilidad con sus conciudadanos, como líder elegido democráticamente.
Solo le puedo decir al alcalde: “José María, no fue un sueño, sí que estuvo Don Julio en tu casa, sí que te dijo que el ATC es peligroso. Sí que es cierto y verdad que el ATC es peligroso. Y es una verdad como un templo que te negaste a que Gutiérrez hablara con los vecinos.”