domingo, 3 de junio de 2018

Nuevas esperanzas de parar el cementerio nuclear

La Plataforma contra el Cementerio Nuclear en Cuenca no oculta su satisfacción ante el cambio de Gobierno
Los primeros pasos del nuevo gobierno de Sánchez pueden ser definitivos para el futuro del proyecto del ATC
La Plataforma defiende poner en marcha inmediatamente las propuestas del Congreso y elaborar de forma participada el 7º PGRR
Cuando la situación del proyecto del ATC estaba más complicada que nunca para los intereses de la Plataforma, el cambio en la Moncloa, ha supuesto un gran alivio para los miembros de la Plataforma: Pedro Sánchez se ha manifestado públicamente en varias ocasiones en contra de ubicar el ATC en Villar de Cañas.
Desde el colectivo anti ATC, se ha puesto sobre la mesa en numerosas ocasiones, que la conveniencia partidista fue la principal razón para designar a Villar de Cañas para implantar el ATC, que fue 4º en las puntuaciones técnicas. Así se puso de manifiesto cuando se demostró, por numerosos informes oficiales, que los terrenos no eran adecuados para albergar una instalación tan peligrosa como un almacén nuclear. Por ello, los próximos movimientos del Gobierno entrante, el grupo parlamentario que lo sustenta y sus aliados, podrían paralizar definitivamente el proyecto.
Pero más allá de si se construye el ATC en Villar de Cañas, asunto que se aleja con este cambio político, la Plataforma defiende que la construcción de un ATC se debería reconsiderar dentro de la planificación en la gestión de los residuos nucleares.
Dado que la Plataforma está integrada en el Movimiento Ibérico Nuclear (MIA), participa de la posición expuesta en su nota de prensa del 1 de enero "Ante la elección de Pedro Sánchez"[1]. Así, la Plataforma vincula el destino futuro de los residuos nucleares al periodo de funcionamiento de las centrales que los generan. 
Por ello, el escenario más favorable para la Plataforma, sería contar en breve con un calendario de cierre de las centrales nucleares. Esto podría ocurrir en muy poco tiempo si se vuelve a tramitar y se aprueba la “Proposición de Ley para el cierre de las centrales nucleares” que se presentó en febrero de 2017 por el  Grupo Parlamentario de Unidos Podemos y sus confluencias[2] (y admitido de nuevo por la mesa del congreso el pasado 3 de mayo[3]). Que plantea el cierre escalonado de las nucleares, empezando en 2020 (Almaraz) y terminando en 2024 (Trillo). O bien una proposición de ley del nuevo gobierno, en cumplimiento del programa electoral del PSOE, que plantea el cierre de las nucleares al cumplirse los 40 años de funcionamiento, lo que supondría cerrar Almaraz en 2021 y Trillo en 2028.
En cualquiera de estos dos escenarios, la administración del estado, escuchando la voz de los ciudadanos, deberá decidir de forma responsable, democrática y transparente, el destino de los residuos de las centrales nucleares.
En definitiva, se hace necesario elaborar de forma participada el 7º Plan General de Residuos Radiactivos (7º PGRR), en aplicación de las propuestas de resolución que ha elaborado la Ponencia del Congreso que fiscaliza la actividad del Consejo de Seguridad Nuclear[4]. De las opciones planteadas en el nuevo plan, una de las posibles sería olvidarse del ATC y empezar a buscar ubicación para un almacén geológico profundo (AGP), en el que Enresa lleva trabajando desde 1987, de manera que se ahorrarían los 2.800 millones de Euros de las arcas públicas que costaría (según ENRESA) construir, operar y desmantelar el ATC. También haría innecesario el transporte del CG desde las nucleares al ATC, cuyo coste, no está cuantificado.
Según María Andrés, portavoz de la plataforma: “No es cierto lo que ha dicho el alcalde de Villar de Cañas el pasado viernes[5], afirmando que el silo nuclear es una necesidad de estado. En el nuevo Plan de gestión por elaborar, no tiene por qué estar presente un ATC en Villar de Cañas o en cualquier otro sitio, dado que la construcción de almacenes individuales en las centrales nucleares, lo ha hecho inútil. Los ciudadanos no se merecen un nuevo derroche de dinero público, para una infraestructura totalmente prescindible, ni poner en riesgo a cientos de miles de personas por unos peligrosos transportes que se pueden evitar.
Pero las movilizaciones siguen siendo necesarias, por eso invitamos a todas las personas y organizaciones a la manifestación antinuclear del 9 de junio en Salamanca y venir a Cuenca el 23 de junio en una "dramafestación" contra el cementerio nuclear"[6].